Brújula Macroeconómica Nº7 – Inventarios a abril alcanzan nuevo máximo, pero cerraría a la baja a finales del segundo trimestre de 2022

Autor(es): Carolina Molinare

Otros autores: Cristóbal Gamboni

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Macroeconomía

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El informe de coyuntura macroeconómica del OCEC UDP denominado “Brújula Macroeconómica” en esta ocasión abordó la variación de inventarios. Las principales conclusiones son:

 

• La variación de inventarios se ha comportado de manera pro cíclica en los últimos años, es decir, las empresas han respondido en línea con la variación de la producción a nivel nacional para la mantención de sus niveles de inventarios.
• La variación de existencias como porcentaje del PIB ha aumentado sostenidamente desde 2021. Parte importante de la caída en inventarios en el segundo semestre de 2020 habría respondido a los retiros, que produjeron un shock de demanda que no fue cubierto por completo por una mayor oferta, echando mano a las existencias.
• Para 2022 se ha visto un alza en los inventarios, que estaría explicado por el mayor suministro de bienes e insumos, el aumento de los precios, expectativas de mayores costos y la desaceleración de la demanda.
• De acuerdo a cifras del INE, en abril se habrían alcanzado nuevos máximos, con crecimientos mensuales de 5,5%, 4,4% y 3,6% para los inventarios de industria manufacturera, comercio y minería, respectivamente.
• Las expectativas de inventarios del IMCE para Industria y Minería apuntan a un ajuste a la baja en 2T22. Las disminuciones anuales de un 1% y 9,3% en el IMACEC de abril para la industria y la minería, respectivamente, apuntan en el mismo sentido.
• Por su parte, el crecimiento anual del PIB trimestral parece ser un indicador adelantado del nivel de inventarios, y también apuntaría a un ajuste a la baja en las existencias en el segundo trimestre.
• Por lo tanto, a pesar de los máximos observados en abril, tanto los niveles de producción como las expectativas parecen indicar que los inventarios se ajustarán a la baja hacia finales del segundo trimestre de 2022 (2T22), normalizando sus niveles, y, en consecuencia, convirtiéndose en un factor adicional de incidencia negativa para el PIB en 2T22.

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