Brújula Macroeconómica Nº4 – Desafíos para el logro de la convergencia fiscal durante la actual administración

Autor(es): Carolina Molinare Juan Ortiz

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Macroeconomía Política fiscal Sector público

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Carolina Molinare y Juan Ortiz son los autores del cuarto número de la Brújula Macroeconómica del OCEC UDP, informe que analiza aspectos de la coyuntura macroeconómica. En esta ocasión se abordan los desafíos fiscales que enfrenta la actual administración para el logro de la convergencia fiscal. Los principales aspectos del informe son:

• El escenario fiscal que presenta el nuevo gobierno en el Informe de Finanzas Públicas del primer trimestre refleja un proceso de consolidación fiscal para 2022, después del fuerte deterioro de la posición fiscal en 2020 y 2021.
• El crecimiento de PIB para 2022 se proyecta en 1,5%, cifra que se ubica en torno a la proyección de mercado, ajustando el crecimiento a la baja en 2 puntos porcentuales respecto al crecimiento del PIB estimado en el Informe de Finanzas Públicas anterior. El precio promedio del cobre para 2022 se ajusta al alza llegando a US$ 4,45 la libra.
• En 2022 el gasto público del gobierno central como proporción del PIB se reduciría en 8,4 puntos porcentuales respecto al 2021, pasando de 31,7% del PIB en 2021 a 23,4% del PIB en 2022. En todo caso, el balance fiscal efectivo se deteriora en el margen llegando a 1,7% del PIB, producto de una baja marginal en el nivel de ingresos y un alza de los gastos comprometidos. Por su parte, el déficit estructural será 3,3% del PIB, mayor a lo estimado hace tres meses.
• Destaca el avance en la arquitectura fiscal a partir de la definición de la meta del Balance Estructural como una senda que permite estabilizar la deuda bruta por debajo de la deuda bruta prudente. Esta última se define como el umbral de la deuda bruta donde, con alta probabilidad, se gatillan riesgos que limitan la capacidad de financiamiento del fisco, con efectos en el costo del servicio de deuda e inestabilidad macroeconómica.
• La meta de Balance Estructural para 2022 se establece en -3,3% del PIB, mientras el déficit estructural se reduciría en 0,75 puntos porcentuales por año, llegando a -0,3% en 2026, producto de una senda consistente que permite que la deuda bruta estimada se ubique por debajo del nivel de deuda bruta prudente del 45% del PIB.
• El gasto público real presentaría un alza del 2% promedio anual de 2023 a 2026, por debajo de su promedio histórico, el cual fue 4,9% entre 2010 y 2019. Lo anterior reflejaría una dinámica de gasto contenido y un alto grado de exigencia para su cumplimiento por parte del ejecutivo.
• El incremento de la carga tributaria que propone el gobierno, sumado a mayores presiones de gasto para el gobierno central producto de los efectos fiscales de una nueva constitución, implicaría, para fines de este año, un cambio relevante en la senda de ingresos y gastos en el mediano plazo. De materializarse ese mayor gasto existe un desafío exigente en términos de lograr efectivamente un aumento en la recaudación de ingresos alineada con dichas presiones, toda vez que en el escenario base sin cambios estructurales, la deuda bruta en 2026 alcanzaría 43,9% del PIB, solo 1,1 puntos porcentuales, inferior al nivel de deuda bruta prudente.

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