La inmigración venezolana se convertirá en un motor de crecimiento para los países de América Latina
Juan Bravo - Les Echos (Francia)
Una maleta pesadamente tirada o izada en la cabeza, un niño a veces apoyado en la espalda: este flujo de venezolanos que huyen de su país a pie, se ha convertido desde 2015 en una de las crisis de refugiados más graves del mundo, alterando los equilibrios demográficos en los países vecinos países.
Contrariamente a la idea recibida de que esta ola migratoria podría poner a prueba la economía de las regiones receptoras, un reciente comunicado de prensa del FMI sobre Colombia subraya que los esfuerzos de integración del país, a través del establecimiento de una regularización temporal, “deberían incrementar el potencial de crecimiento en el mediano plazo”.
“Es un acto de paz, humanidad y fraternidad” declaró el 1 de marzo el presidente colombiano Iván Duque cuyo país es la primera tierra en dar hogar a más de 5,5 millones de venezolanos que han huido de la violencia, las amenazas políticas o la miseria. Con esta medida, el mandatario desea “ser referente” en la región.
A medida que la pandemia pone los servicios de salud y la resiliencia económica de los países latinoamericanos al final de su ingenio, la atención eficaz a los refugiados está resultando aún más aguda. “Si el gobierno colombiano tendrá que hacer frente a dos costos presupuestarios adicionales, las ganancias probablemente superarán los costos en el mediano plazo”, agrega la calificadora Moody’s corroborando el trabajo realizado por el Banco Central colombiano a fines del año pasado. La inmigración venezolana podría generar así entre 0,14 y 0,17 puntos de crecimiento entre 2015 y 2030, mientras que la mayoría de los migrantes se encuentra en un rango de edad productiva: el 58% de ellos tiene entre 18 y 39 años.
“Una titulación profesional muy importante”
Esta estimación de crecimiento está lejos de limitarse a Colombia, ya que los refugiados venezolanos se establecen principalmente en América Latina: según las proyecciones realizadas por el FMI en 2019, los inmigrantes venezolanos podrían contribuir de 0,1 a 0,3 puntos del PIB entre 2017 y 2030.
“Los venezolanos tienen una calificación profesional más alta que otras comunidades migrantes”, subraya Juan Bravo Merino, economista especialista en mercado laboral de la Universidad Diego Portales de Chile, su tercer país de acogida. “En su presencia, contribuyen a la recaudación tributaria al consumir e incrementar la demanda de bienes y servicios (…) Dado que Chile enfrenta un envejecimiento de su población, permiten responder a un problema productivo reemplazando a los trabajadores jubilados”.
Grupos comunitarios en redes sociales, boca a boca: los migrantes venezolanos también cuentan con un tejido sólido de solidaridad que les permite encontrar trabajo, en un idioma común y códigos culturales, en el caso de los países de habla hispana. Es así como en Argentina, conforman la mayoría de repartidores en bicicleta de aplicaciones gastronómicas. El primer sindicato de la región de trabajadores de trabajos ocasionales fundado en Buenos Aires, también está representado por un repartidor venezolano.
Deslumbrada por la pandemia de coronavirus, América Latina ha visto caer su PIB en un 7% en 2020, afectando principalmente a los trabajadores informales, entre muchos venezolanos. “Pero la reintegración de los migrantes venezolanos es más importante que la de los trabajadores chilenos en la economía, en comparación con el inicio de la pandemia”, señala Juan Bravo Merino.
22 / 04 / 2021